Localización
Nombre del manantial/fuente:
Fuente de los LEONES
Pedanía, aldea, paraje o pago:
Casco urbano
Municipio:
Baeza
Provincia:
Jaén
Coordenadas UTM (ETRS89):
X: 458690,509 Y: 4205001,711 Huso: 30
Altitud: 745 m
Nombre de la cuenca:
Guadalquivir
Nombre de la subcuenca:
Guadalquivir de El Tranco al Guadalimar
Nombre del río/arroyo que origina (si procede):
Nombre de la masa de agua subterránea (si procede):
Úbeda (05.23)
Nombre del Espacio Natural Protegido (si procede):
No está incluida en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía
Procedencia del agua subterránea
Nombre del lugar o sierra de donde se supone procede el agua subterranea:
Meseta de Los Llanos
Naturaleza de las rocas por donde se supone circula el agua subterranea:
Rocas detríticas
Tipo de surgencia
Descripción
Situada en la plaza del Pópulo de Baeza. A ella llegaban las aguas captadas por la “Mina del Moro”, excavada a principios del XVI en las areniscas miocenas, al NE de la ciudad. La fuente incluye como elementos ornamentales cuatro leones de cuya boca mana el agua a través de sendos caños y que, al parecer, proceden de las ruinas ibero-romanas de Cástulo. En el centro y sobre una columna, destaca una figura femenina que la tradición atribuye a Imilce, esposa de Aníbal. La “Mina del Moro” proporcionaba un caudal de 6-15 l/s a finales del XIX, aunque de peor calidad que el de de la mina del Arca del Agua. Sus aguas llegaban también a otras fuentes públicas, entre las que destaca la Fuente del Moro, remodelada a finales del XIX para construir sobre ella un monumental abrevadero neoclásico con el que magnificar las carreras de caballos que se celebraban en El Ejido.
Instalaciones asociadas
Fuente urbana
Caudal medio
Caudal:
Muy bajo (0-1 l/s)
¿Se agota?:
Practicamente siempre agotado
Uso del agua
Sin uso
Acceso y uso público actual
Acceso: Sin dificultad
Uso público actual: Alto
Valoración de las instalaciones y facilidad de uso:
Satisfactorias.
Estado de conservación
Muy bueno
Amenazas, impactos y presiones
Afección al caudal por bombeo o derivación.
Descripción hidrogeológica
En otra época estuvo abastecida desde la Mina del Arca del Agua que a su vez capta el acuífero que constituyen las areniscas del Mioceno del acuífero superior de la Loma de Úbeda (Llanos de las Montalvas).
Descripción arquitectónica
La fuente consta de un pilar de perfil mixtilíneo, cuadrado, con penetrantes curvas en las esquinas. En su centro se eleva un pedestal, sobre el que se disponen, en cruz griega, cuatro esculturas sedentes identificadas habitualmente como leones de melenas ensortijadas, de los que manan los caños. Sin embargo, sólo las dispuestas en el eje este-oeste lo son, mientras que las otras dos semejan toros o verracos (Francisco de Torres, en su historia manuscrita de Baeza, de 1677, alude a ellos como “unicornios”). También la tradición supone que estas piezas procederían de las ruinas iberorromanas de Cástulo (cerca de Linares), lo cual hoy está en entredicho, pues para los expertos en escultura ibérica (Teresa Chapas Brunet) su labra en piedra silícea y su apariencia formal hacen pensar en una cronología mucho más moderna. Sea como fuere, seguramente se trata de un fenómeno de consciente falsificación histórica, para conformar una pieza monumental y emblemática de la propia historia mítica de la ciudad a base de recreación de antiguallas.
De entre los cuartos traseros de los animales se yergue una columna dórica moderna, que no es la original, dado que en fotografías de hacia 1882 ésta era más gruesa y terminaba en un amplio bocel como apoyo de un pedestal rehundido en su centro, con un aspecto campaniforme (de ahí el apelativo popular de fuente de la Taza). Sobre la columna, en fin, se ubica la figura de una mujer vestida con larga túnica que moldea la pierna derecha, revestida con una prenda corta hasta la cintura que se decora por delante con dentado romano y forma pliegues por la espalda. La cabeza original, bastante tosca y de corta melena, se ha perdido, siendo la actual obra de 1960, del escultor local José Gálvez Mata, de expresión academicista y largos bucles. Sobre su iconografía hay serias dudas. La tradición local supone que sería la figura de Imilce, esposa de Aníbal y natural de Cástulo, de donde vendría esta pieza, lo cual es más que improbable por el tipo de material (arenisca) y sus rasgos estilísticos. Parece ser, de nuevo, otra creación de un falso histórico, pero más moderno que los leones y bóvidos, pues por el citado Francisco de Torres se sabe que en 1677 la fuente remataba en una taza con una bola de piedra provista de cuatro caños. Quizás se colocase en el siglo XIX, antes de que Pi y Margall, en sus Recuerdos y Bellezas de España (1850) aludiese a ella como “una Cibeles entre cuatro leones”.
Antecedentes históricos
La fuente de los Leones era conocida a principios del siglo XVI como “fuente principal” o “fuente de la Ciudad”, lo que da una idea de su importancia funcional y monumental, hasta que a mediados del siglo XVI se construyó la fuente de Santa María, que culminaba la traída de las aguas de la mina del Arca del Agua, más dulce. En cambio, la de los Leones se surtía de las más salobres, aunque más abundantes, de la mina del Moro (sobre este sistema de captación, véase la ficha de la fuente del Moro), que también abastecía a la del Cañuelo (hoy de la Estrella) y a la desaparecida de los Bodegones.
Consta documentalmente que en su emplazamiento existía un pilar en 1511, pero la actual fuente parece ser más bien obra realizada entre 1518 y 1526, cuando el Concejo gastó más de 1.000 ducados en completar su sistema de abastecimiento. Y, más concretamente, cabe suponer que la elección tan temprana de un sistema de fuente exenta de carácter monumental (quizás la más antigua de este tipo en Andalucía) pudiera relacionarse con la ordenación del espacio urbano que ocupa (la plaza del Pópulo) entre 1521 y 1521: el primer año citado se construyó el arco de Villalar, conmemorando la derrota de los Comuneros de Castilla; y, el segundo, se embelleció la puerta de la Azacaya con ocasión de la visita de Carlos I, pudiendo formar parte la fuente, con sus implicaciones clasicistas, de un programa de enaltecimiento imperial.
A tenor de un dibujo fechado hacia 1639 y de las descripciones del padre Francisco de Torres en 1677, su aspecto entonces debía ser muy diferente, dado que remataba en una taza con una bola de piedra y una cruz en su cúspide, de la que salían cuatro caños. De ahí que, desde principios del siglo XVII, se le denominase también como “fuente de la Taza”. Se sabe que sufrió reparaciones de poca entidad en 1562, 1593, 1607, 1647, 1716 y 1761, lo que da una idea de lo que este tipo de estructuras urbanas solía deteriorarse con su continuado uso. Hacia 1960 fue restaurada (el escultor local José Gálvez Mata repuso la cabeza de la estatua que la corona, perdida la original) y se trasladó a su actual emplazamiento centrando la plaza, dado que primitivamente estuvo unos metros más abajo, ocupando lo que hoy es calzada de acceso a Baeza desde Jaén.
Aspectos culturales y etnográficos
A lo largo del siglo XVI era habitual el uso de esta fuente, entonces la “fuente principal de la Ciudad”, para abasto tanto humano como animal, hasta que a partir de 1564, con la construcción de la mina del Arca del Agua, se prefirieron para consumo humano las aguas ligadas a ese nuevo sistema de captación. Se lamentaba en 1617 Antonio Calderón, arzobispo de Granada y natural de Baeza,cómo de sus aguas abundantes se “criaban los hombres más fuertes cuando bebían de ellas”. El mismo autor nos identifica claramente en sus alusiones a la fuente el carácter emblemático, monumental y casi mítico de la fuente, a la hora de anunciar la antigüedad y nobleza de la ciudad de Baeza: “por ser este sitio muy parecido al Monte Parnaso, que con otro valle en medio y en él la fuente Castalia deja levantadas dos cumbres diferentes, estoy muy persuadido que el nombre de Beotia [interpretación libre de la Biatia romana] se originó de Beocia, y si los focenses de Beocia poblaron toda esta tierra, como a Cástulo dieron el nombre de La fuente Castalia, a esta ciudad el de Beotia, donde está el Parnaso”. Este alegato, tan ajeno a la realidad histórica, marca claramente la voluntad de hundir las raíces de la ciudad en un pasado clásico y podría ponerse en relación con la venida a Baeza de Carlos I en 1526, que es la época en la que se levantó la fuente.
A pesar de tan relevantes valores culturales la fuente se usó, desde el siglo XVII, preferentemente para el abasto de cabalgaduras y animales de labranza (si bien como su pretil era muy alto, las crías debían beber en la cercana fuente del Cañuelo), aunque no se desdeñó del todo el consumo humano y usos manufactureros: en 1775 los tintoreros de la calle del Agua, que se surtían de sus remanentes, se quejaron al municipio de cómo los contaminaban “gitanos y otras gentes no del mayor aseo, al lavar allí los vasos inmundos [bacines] y otras suciedades que no son decibles, amén de que por su uso como abrevadero, sobre todo en épocas de trilla, sus aguas quedaban viciadas con la babosidad de los referidos ganados”.
Otra información
Tanto la descripción arquitectónica, antecedentes históricos y aspectos culturales y etnográficos han sido facilitadas por J. P. Cruz.
Para obtener más información consultar publicaciones de J. P. Cruz Cabrera sobre los aspectos técnicos e históricos de las fuentes de Baeza.
Valores sectoriales
Científico/Didáctico: -
Minero/Medicinal: -
Paisajístico/Pintoresco: -
Otros:
Medio-ambiental: -
Recreativo/Turístico/Uso Público: -
Histórico/socio-cultural: Alto
Arquitectónico: Alto
Económico: -
Arraigo/Aprecio popular: Alto
Valoración general
Alta
Nombre del autor/es y fecha de la ficha
A. Carrasco y L. Linares (Acad. Malagueña Ciencias)
27-09-2006
Advertencia
Esta ficha tiene sólo carácter informativo y preliminar.
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